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viernes, 16 de diciembre de 2016

AJEDREZ: Para mí es arte y no ciencia - FUENTE: (Darío Pablo Palacio) - (http://www.puntal.com.ar) - GRÁFICO: (Internet).-

Así define el ajedrez Rodolfo Balladares, uno de los mejores tableristas de nuestra ciudad. Comenzó a jugar de chico y nunca más abandonó la práctica. Fue dirigente y docente de esta disciplina
Rodolfo Balladares es uno de los referentes del ajedrez de nuestra ciudad. Comenzó a jugar de muy chico y hoy, con sus 75 años, sigue moviendo los trebejos y compitiendo.
En la continuidad de notas que viene realizando PUNTAL con deportistas que sostenidamente en el tiempo continúan en actividad, dialogamos con esta multifacética persona, ya que además de jugar fue dirigente y docente del deporte ciencia, aunque para él esto es arte.-
- ¿Cuándo comenzó a jugar?
- Comencé a los diez años, me enseñó un tío y practicaba con mi hermano. Fue como cualquiera que se pone a jugar al ajedrez.
Después, durante el secundario, que iba al San Buenaventura, hacíamos torneos intercolegiales.
Y cuando terminé el colegio, mientras estudiaba y trabajaba, compré unos libros y empecé a leer sobre estrategias, primero básicas y después un poco más elevadas.
Al poco tiempo, a los 21 años, yo ya jugaba en primera división y comencé a representar a Río Cuarto.
- No sólo ha sido jugador, sino también dirigente.
- Sí, porque al ajedrez lo manejaba una sola persona y teníamos pocos tableros y relojes. Entonces empecé a colaborar desde que fue jugador de primera y llegué a ser secretario del Círculo de Ajedrez de Río Cuarto en la época que don Jaime Gil era el presidente y a su vez intendente de la ciudad.
Yo siempre quise ser secretario porque me parece que el presidente tiene que ser una figura representativa, en cambio el secretario es el que tiene que trabajar y organizar los torneos y otras tareas como organizar las actas. Y eso es lo que me gusta a mí.
- Y también fue docente.
- Sí, paralelamente a jugar ajedrez me gustaba enseñar y lo hacía gratis. Para darte un ejemplo yo me iba al colegio Normal o a la pileta de Estudiantes y debajo de un árbol colocaba el tablero mural y les iba enseñando a los chicos. Después el club me contrató para enseñarles a los cadetes.
Hasta que en diciembre de 1973, en una cena, el intendente Mugnaini me dijo que quería que yo diera clases en las escuelas municipales.
Así que a partir del año 1974 enseñé en barrio Alberdi, en Bimaco, había otra en el sector de Las Quintas y otra en Las Delicias.
Paralelamente ya estaba dando clases en la Universidad de acá hasta que me tuve que ir a Buenos Aires por razones laborales.
Cuando volví, en el año 90, me comentaron que había problemas internos, como siempre hay en el ajedrez de nuestra ciudad, y entonces me hacía cargo. Fui a la Universidad, donde teníamos muchos tableros y relojes que habíamos comprado para un torneo interuniversidades de todo el país, y fuimos todos para allá.
Ahí volví a dar clases, había una materia curricular en Ciencias Económicas. Y eso que yo no tenía mucho tiempo, pero me iba al comedor y con Leandro Tobáres, que era alumno de segundo año de Ingeniería, nos poníamos a jugar y se empezaban a arrimar y los invitábamos a sumarse. Era para demostrar que el ajedrez no era aquella idea que muchos tienene aún, de que yo no me voy a poner a pensar. En esa época yo dejé unos noventa chicos en el San Buenaventura y otros cuarenta no docentes y alumnos en la Universidad. Un número por demás importante.
Siempre a la docencia lo he hecho con pasión. Si yo pudiera, seguiría enseñando y lo haría gratis, porque nada enseña más que el enseñar. Como el ajedrez es muy subjetivo, yo lo veo de una forma y otro jugador de otra. Es más arte que ciencia para mí.
- ¿Por qué afirma esto?
- Porque es como una pintura, como la música. Uno enseña algo básico y uno lo interpreta de una forma y el otro del al lado, de otra forma y es así que es subjetivo.
Está el jugador que le gusta hacerlo a la defensiva total y el otro que le gusta tirar todo por arriba, que es explosivo, que no aguanta.
Cuesta poder comprenderlo al alumno lo que quiere hacer. Las clases en grupo son una cosa, pero las individuales, otra totalmente distintas porque le podés decir qué es lo que le conviene a cada uno por su forma de ver las cosas y de pensar.
Vos me ponés veinte tableros sin los jugadores y te puedo decir dónde está moviendo las fichas tal o cual protagonista. Porque yo le interpreto lo que busca cada uno.
- ¿Cómo se ve hoy como jugador?
- Hasta hace siete años, que tenía 68, podía competir de igual a igual con cualquiera porque tenía, además de la experiencia, la fuerza, pero cada año que pasa, ya tengo 75, voy perdiendo en la profundización porque ahora hay menos tiempo para jugar las partidas.
El ajedrez tiene tres etapas: la apertura, que es cuando vos sacás los jugadores a la cancha; la lucha en sí, del medio juego; y los finales, que son los más difíciles de jugar. ¿Qué es lo que me ocurre? cuando miro el reloj me queda uno o dos minutos y tengo que jugar cualquier cosa, lo que me venga a la cabeza. Eso es lo que me está costando.
Pero si juego a través de la computadora, con uno o más rivales, la historia es otra y ahí me siento mejor con el tiempo disponible. Es más, he sido campeón panamericano varias veces de un torneo por correspondencia que se hacían antes.
Insisto, el factor computadora y el tiempo son los que contrastan con el ajedrez que yo viví en mi juventud. Para estudiar y para practicar hoy es fantástico la computación.
FUENTE: (Darío Pablo Palacio) - (http://www.puntal.com.ar) - GRÁFICO: (Internet).-


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