Estudiantes se despidió dejando una pálida imagen, más allá que tampoco le hubiese alcanzado porque los rivales directos ganaron. El “celeste” perdió 1 a 0 con Gimnasia y le puso punto final a la temporada.Dicen que todas las despedidas son dolorosas y mucha verdad encierran esas palabras. Pero para Estudiantes, a la luz de los resultados de los otros partidos, ese dolor no fue tan pronunciado. Apenas un premio consuelo para cerrar una temporada para el olvido.
El “celeste” llegaba a la última fechas con chances de clasificar. La primera condición era que venciera a Gimnasia, un Gimnasia que llegó a Río Cuarto con un equipo alternativo.
Pero además debía esperar que Ferro y Pacífico no sumaran de a tres, algo que de ocurrir le impediría acceder a la siguiente instancia.
Lo cierto es que no pasó ni una ni la otra. Estudiantes dejó pasar su chance.
Llamativamente jugó sin el temple y el alma que exigía este partido y terminó dejando una pálida imagen. Y las noticias que llegaron desde General Pico y Mendoza tampoco ayudaron en pos del objetivo.
Poco y nada
El “celeste” empezó a jugar su trascendental encuentro con dientes bien apretados y tuvo una clarísima en los pies de Foglia, pero el defensor, solo ante el arquero, la tiró por arriba del travesaño.
Muchos avizoraban que ese anuncio, cuando recién habían transcurrido un par de minutos, sería la tónica que reinaría de ahí en adelante en el estadio “Ciudad de Río Cuarto”.
Pero nada de eso ocurrió. Las ideas empezaron a escasear y la imprecisión le ganó la pulseada al juego propiamente dicho. Un panorama que favorecía a Gimnasia, que casi sin proponérselo empezó a tener más la pelota y no pasaba sobresaltos atrás.
Como toda definición, los oídos estaban muy atentos a lo que sucedía en los otros necesarios. Y había buenas noticias, porque Ferro empezó abajo en el marcador y Pacífico empataba.
Todo estaba a pedir de Estudiantes, que durante un buen rato dependió de sí mismo para clasificar, pero para ello necesitaba ganar.
Y Estudiantes no supo o no quiso ganarlo. Porque para hacerlo se acordó tarde y recién cuando el reloj se consumía intentó algo distinto, demasiado poco para lo que la envergadura del compromiso exigía.
Mucha gente en el área, con Palandri también buscando la heroica, y de contra Gimnasia, con mucho tiempo para pensar y armar la jugada, terminó propinándole el golpe de nocaut.
Ya no quedaban fuerzas. Los tibios aplausos, mezclados con signos de impotencia y tristeza, empezaban a despedir a los jugadores.
La suerte estaba echada. Los triunfos de Ferro y Pacífico terminaron significando algo así como un premio consuelo y nada más que eso.
Con la despedida consumada, llegará el tiempo de balances, balances que se vienen repitiendo en las últimas temporadas y que lejos están de ser los esperados.
Estudiantes se armó para ascender y terminó eliminado en la primera fase. Cinco de catorce equipos (seis de ellos invitados) clasificaban a la siguiente fase. Una meta que parecía fácil de conseguir pero no fue tal.
La levantada del final no alcanzó. La irregularidad con la que transitó gran parte de la competencia terminó con la ilusión de un equipo que un buen día se despertó, pero cuando lo hizo fue demasiado tarde.
FUENTE: (Nicolás Russo - www.puntal.com.ar) - FOTO: (Marcelo de la Torre).-
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