Quienes lo conocen aseguran que se mata entrenando. Que no para nunca. Y él no esconde sus objetivos. “Sin dudas que ganar la Davis sería lo máximo, pero falta mucho. Hay que ir de a poco. También hay otros sueños, como ganar un ATP o poder hacer algo importante en un Grand Slam. Pero si me dejan elegir, me quedo con la Copa”, confiesa.
Pero, claro, detrás de él hay una historia de sacrificios, de cinturones ajustados y grandes esfuerzos para llegar a ser un jugador de elite.
“Me crié en Chascomús y desde bien chiquito empecé a jugar. Desde ahí empecé a vivir esto con mucho fanatismo. Pero me costó muchísimo llegar al lugar donde estoy”, cuenta Berlocq, quien tiene buenos recuerdos de los nacionales y futures que jugó en Córdoba y Villa María.
–¿Se puede llegar sin apoyo económico?
–Es muy difícil. A mí me apoyaron muchísimo en mi familia, siempre creyeron en mí, que podía ser un buen jugador. Yo de chico soñaba con que podía ser profesional. Y hoy un jugador necesita tener roce de primer nivel desde temprana edad, por lo que sin ayuda de su entorno le es muy complicado llegar.
–¿Qué título te marcó a fuego antes de ser profesional?
–Cuando tenía 15 años gané un Nacional en El Trébol, Santa Fe. Me había ido muy mal ese año, llegué sin confianza. De un día para el otro empecé a jugar muy bien y gané el Másters que se hizo con los 16 mejores del país. Eso me ayudó muchísimo para pensar que podía jugar en serio.
La Davis, la obsesión
“Lo que pasó frente a Francia es lo más importante que me ocurrió en mi carrera deportiva. Es algo único y todavía no caigo. Estos días fueron muy diferentes a los que yo venía viviendo. Lo importante es que los pude disfrutar”, sostiene Berlocq, cabulero como pocos en la Legión.
En una época se hizo cortar el pelo por su mamá antes de los partidos porque le traía suerte. Otras veces se tomaba un helado la noche anterior a cada juego. Ahora, la que nunca falta, es su gorra y la estampita de San Expedito en el raquetero.
“Aunque uno tenga cábalas reconozco que antes de jugar con (Gilles) Simon tenía mucho miedo… tenía un cagazo bárbaro. Era muy importante para nosotros, no quería defraudar al país ni al equipo. Ya habíamos logrado algo grande al poder llevar a un rival tan duro como Francia a un quinto punto. Ya eso era meritorio pero sabía que si ganaba íbamos a quedar en la historia”, remarca “Charly”, y destaca la importancia de tener al cordobés David Nalbandian en el equipo argentino de la Copa Davis.
“Sin dudas que ganar la Davis sería lo máximo, pero falta mucho. Hay que ir de a poco. También hay otros sueños, como ganar un ATP o poder hacer algo importante en un Grand Slam”.
“David, además de jugar bien, es clave para el grupo. El día que perdí con Tsonga vino a hablarme y me dijo que estaba muy contento por mi juego. Todos los días me hablaba. Y él no es un jugador que venga y te hable mucho de tenis. Pero me sorprendió muchísimo lo que hizo en la cancha: en los cambios de lado me tiraba algunos ‘tips’ para el partido y lo veía muy prendido. Eso me dio muchas fuerzas para seguir hasta el final”, dice el ídolo de Chascomús.
Si bien no oculta su amistad con el unquillense, aprovecha la entrevista para recordarle algo. “Aunque en el metegol me tiene de hijo, fue lindo dejarlo con bronca tras ganarle en la PlayStation”, remarca.
–¿Del Potro te llamó?
–Por Twitter me mandó un mensaje para mí y para todo el equipo. Luego me envió un mensaje personal por teléfono, felicitándome por la victoria.
–¿Cómo imaginás la serie contra Checa?
–Creo que va a ser muy complicada, muy difícil. Ellos van a poner otra superficie (cancha rápida). Pero para nosotros ahí se abren otras opciones de quién puede jugar los singles. Quizá David (Nalbandian) para superficies más rápidas pueda estar preparado. Habrá que ver qué equipos se forman pero imagino una serie muy dura, con todos los puntos muy parejos. Tenemos que estar en un altísimo nivel para ganarles.-
FUENTE: (http://mundod.lavoz.com.ar) - FOTO: (AP).-
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