() por la Lic. Susana Avella
La natación en ríos; lagos o mares está sujeta a las condiciones climáticas con sus variables incontrolables. Entrenar en un medio cerrado y estable como una pileta para después competir en aguas abiertas, requiere una adaptación tanto de las sensaciones corporales como de la percepción del contexto ya que habrá que lidiar con las corrientes, el oleaje y la temperatura sumado a que, en el caso del triatlón, habrá que habituarse al traje de neoprene.
En pruebas de aguas abiertas de larga distancia, al igual que en un maratón, existen avituallamientos. Los nadadores se acercan a embarcaciones donde se les brinda alimentos e hidratación específica
que deben ser consumidos previamente en entrenamientos de fondo para generar tolerancia estomacal evitando inconvenientes el día de la carrera.
Algunos de estos aspectos, por su intensidad o reiteración, pueden generarle al nadador conductas de naturaleza ansiógena como sensaciones incertidumbre, encierro –tan paradójico como cierto-, soledad, agitación o ahogo.El psicólogo deportivo puede trabajar con el nadador para ayudarlo a la adaptación de la pileta a las aguas abiertas a través de las siguientes items:
1) que el nadador repare en las variables que no controla para no malgastar energías:
Al no controlar la temperatura del agua, el oleaje, el clima, las corrientes ni la cantidad de competidores que lo rodearán en la largaga, focalizarse en estos aspectos lo conducirá a una queja seguida de frustración.
El deportista debe centrarse en aquellas cuestiones que están en la órbita de su control como la actitud, voluntad y técnica de crol adaptadas al medio abierto, respirar para ambos lados, orientarse levantando la cabeza para divisar las boyas, los pensamientos o auto-diálogo que tendrá a lo largo de toda la travesía.
2) Proveer al nadador de herramientas que le permitan ingresar al río, el lago o el mar en forma relajada:
El nadador tiene que saber cuales son las zonas de su cuerpo más vulnerables a la tensión y trabajar para distenderse previo a zambullirse en aguas abiertas.
3) Colaborar con el deportista para que detecte qué situaciones lo desestabilizan:
Trabajar esas escenas mediante visualizaciones y elaborar rutinas de refocalización en el caso que se produjeran en el agua.
4) Elaborar junto con el entrenador ejercicios que simulen el medio abierto:
En la pileta, entrená nadando en pelotón y no exclusivamente por andarivel.
Hacé ejercicios específicos donde el nadador sea molestado por sus compañeros tal como ocurre en largadas masivas donde los participantes están amontonados.
Organizar entrenamientos en distintos medios abiertos que incluyan simulacros de largada con la sirena.
5) Segmentar los eventos de larga duración en partes más cortas donde cada etapa tenga un objetivo específico:
Lograr que el nadador conserve la motivación al conseguir exitosamente las metas parciales. Así mantendrá la concentración reconduciéndola de unos estímulos significativos a otros.
6) Ayudar a que el nadador observe el entorno y encuentre sus propios puntos de referencia
Antes de ingresar al agua, elegir un árbol, un barco anclado, edificaciones llamativas en la costa o cualquier otro elemento que lo ayuden a orientarse en la carrera. A veces, el oleaje impide divisar las boyas siendo riesgoso seguir al nadador que está adelante porque él también puede estar desorientado.
En resumen, la natación en aguas abiertas requiere de tanta resistencia física como de adaptación, control emocional, autoconfianza y superación de dificultades no previstas. Todo esto son habilidades que pueden adquirirse e incluso mejorarse mediante el trabajo psicológico.
() por la Lic. Susana Avella
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