Debían presentar obligatoriamente un presupuesto anual ante una comisión de AFA que haría controles trimestrales. En caso de irregularidades, se castigaría a los clubes con multas, quita de puntos y descensos. Eso sí, los dirigentes quedaron exentos de responder con su patrimonio ante sus fallos administrativos.
Estudiantes advirtió sobre la dependencia de los grupos empresarios. Eduardo López, entonces capo de Newell’s, pidió que los dirigentes respondieran con sus bienes en caso de comprobarse malversación de fondos. Con el paso del tiempo, una ironía.
“El que no paga desciende. Si este sistema de control no se cumple, en un año me voy”, dijo Don Julio. Pero fue como el “chirlito” de Calabró a Borromeo, el hijo incorregible del referencial sketch de Calabromas. Los clubes se siguieron endeudando, el fútbol se paró al año siguiente por las deudas con jugadores y entrenadores, que se canceló mediante un préstamo bancario, pero que terminó pagando AFA porque los clubes no pudieron hacer frente a la devolución.
Quebraron Racing de Avellaneda, Chaco For Ever, Belgrano, Ferro, Talleres, entre otros; TyC Sports subió los cánones televisivos hasta que fue sucedida por el programa del gobierno Fútbol para Todos.
Si los términos de aquel pacto entre todos los clubes se hubieran respetado, los torneos afistas habrían transcurrido en formato de pentagonales o hexagonales. Por caso, en el siguiente Inicial, solamente podrían participar Argentinos, Lanús, Racing, Belgrano, Tigre, Atlético de Rafaela y Godoy Cruz.
Ni siquiera el campeón Newell’s, ni Lanús, ni Vélez, aunque el pasivo del club rosarino no es tan manejable como el de los otros clubes. El “libre deuda” exigido para poder jugar en las ligas europeas hubiera sido revolucionario en el fútbol argentino. Ejemplificador. Hoy, olvidado. Como aquel pacto de hace 14 años.-
FUENTE: (http://mundod.lavoz.com.ar) - FOTO: (Antonio Carrizo).-
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