En nuestra nota de principios de abril, alertamos sobre el denominado doping tecnológico tal como lo bautizó el diario francés L’Equipe al informar que en el ciclismo profesional se utilizarían bicicletas con motores ocultos que se activarían automáticamente cuando el corazón alcanza el umbral máximo de esfuerzo detectado a través del pulsómetro. Las sospechas quedaron disipadas porque un jurado técnico del Giro de Italia 2015 efectuó un control sorpresivo a grandes figuras, incluido el español Alberto Contador, en la línea de llegada donde los mecánicos munidos de escaners constataron que no había ningún tipo de dispositivo ni elemento ilegal alguno.Apenas concluyeron la décimoctava etapa, sin tiempo siquiera a sacarse el casco, tanto al campeón del 2008, Alberto Contador del equipo Tinkoff Saxo, como el vencedor de la jornada, el belga Philippe Gilbert del BMC Team más el italiano Rinaldo Nocentini del conjunto AG2R La Mondiale, el canadiense Ryder Hesjedal del Cannondale Garmin y el francés Kenny Elissonde del FDJ tuvieron que entregar sus bicicletas para que sean revisadas en forma exhaustiva en el interior de cada cuadro, asiento, vela y caja pedalera sin encontrar nada contrario a las reglamentaciones vigentes.
A través de una nota a doble página, la prensa gala sostuvo que estos motores se esconderían en los cuadros e incluso en los bujes de las ruedas gracias a su tamaño diminuto como un pendrive USB aunque su costo resulta mayúsculo dado que rondaría los 150.000 euros.
El diario L’Equipe entrevistó al ingeniero húngaro Istvan Varjas, quien aseguró que fabricó una docena de motores por año que fueron adquiridos por intermediarios residentes en Mónaco como una suerte de centro de distribución a los principales equipos del ciclismo europeo cuyos nombres aseguró desconocer.
“A los aficionados les costó una década creer que los ciclistas se dopaban con EPO, ahora sucede lo mismo con estos motores que se utilizan desde hace diecisiete temporadas, esto comenzó en 1998 perfeccionándose un año tras otro con los avances tecnológico que fueron incrementando la potencia y autonomía”, opinó el ingeniero Varjas sobre este implemento que sería tan silencioso como ilocalizable.
Mezcla de sospecha con mito rutero, no es la primera vez que se habla de motores ocultos en las bicicletas como sucedió en 2010 para menoscabar las actuaciones del triple campeón mundial de contrarreloj, el suizo Fabián Cancellara, en Flandes y Roubaix. La prensa gala también señaló que el múltiple campeón del Tour de France, el español Alberto Contador, se pondría nervioso en los controles mecánicos y no deja que toquen las ruedas que usa en la crono individual.
Además, se recalcó el inusual movimiento de la rueda del canadiense Ryder Hesjedal durante su caída en la séptima etapa de la Vuelta de España 2014. Ahora ambos fueron sometidos a una revisión sorpresiva donde se comprobó que tanto ellos como Philippe Gilbert, Rinaldo Nocentini, Ryder Hesjedal y Kenny Elissond desarrollaron velocidades superiores a los 40km/h únicamente impulsados por la potencia de sus piernas.
“No es algo inusual, las inspecciones comenzaron en 2011, a mí no se me pasa por la cabeza usar motores en las bicis, menos en una carrera profesional, no creo que nadie sea capaz de hacer algo semejante”, expresó Contador, quien se encamina a conquistar su segundo Giro de Italia y aumentar a siete su cosecha de Grandes Vueltas ya que también ganó dos veces el Tour de France y tres la Vuelta a España.
FUENTE: (http://www.eldepornauta.com.ar).-
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