Calor popular. Tala y Córdoba Athletic entregaron un partido vibrante en la cancha y sus hinchas lo vivieron intensamente en las tribunas.-Por Gustavo Aro:
Si uno prescindía de la cantidad de jugadores que había en el campo de juego, de la escenografía del terreno y de los nombres de los equipos, tranquilamente podría haber dicho que ayer a la tarde, en la cancha de Universitario, había un partido de fútbol.
De no ser por algunos vecinos sorprendidos al ver a “unos locos” con las caras pintadas de blanco y negro o rojo y negro, se podría haber pensado que en la “U” había un partido de fútbol. Nada más alejado de la realidad. En la Lomita, hubo un partido de rugby que en las tribunas se pareció mucho a uno de fútbol. Pero no. Hubo un juego que definía al campeón del rugby cordobés.
Y estaban frente a frente dos equipos históricos de la ovalada local. Tala y Córdoba Athletic. Primero y segundo del Súper 8. Norte y sur. Se parecía mucho a un partido de fútbol, pero se trataba de rugby. Rugby en estado puro. Así de simple, así de bello, así de hermoso.-
Dos hinchadas, algo que en el fútbol superprofesional de la Argentina hace años que no se ve. Dos hinchadas, casi pegadas una de la otra y ningún hecho de violencia registrado, algo que en el mamarracho de nuestro fútbol hace siglos que no se ve. Un alocado festejo al final del partido, con media vuelta olímpica incluida de Tala y ninguna respuesta agresiva de los hinchas de Athletic, que siguieron tirando pirotecnia, cantando, bailando y haciendo sonar las gaitas como si el partido no hubiera comenzado. Una imagen imposible de registrar en nuestro fútbol.-
Locura en blanco y negro
“... vinieron todos que pocos son” y “... no tengas miedo, podés cantar”, fueron los hits con los que los “ingleses” desafiaron a los de Tala. Los de Villa Warcalde respondieron con muchas banderas, muchas caras dibujadas, mucho cotillón y hasta con un juvenil disfrazado de vaca que encendió una de las bombas de humo con las que recibieron al equipo.
Pero, por aquello de que el que ríe último ríe mejor, Tala tuvo su gran venganza: en el último minuto, después de haber estado en silencio durante eternos pasajes del partido, se desató el festejo eterno. Fue cuando Facundo Panceyra Garrido clavó la ovalada en el ingoal inglés.
Triunfo, desahogo y festejo. Locura en blanco y negro. Respetuosa despedida en rojo y negro. Así de majestuoso. Así de puro. Así de rugby.-
FUENTE: (http://mundod.lavoz.com.ar) - FOTO: ( Pedro Castillo).-
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