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viernes, 24 de enero de 2014

BOXEO: El primer ídolo que tuvo Argentina - FUENTE: (http://mundod.lavoz.com.ar).-


La vida de Justo Suárez, el punto de partida para todo aquel (o aquella) que quiera conocer de boxeo.- 

Hace algún tiempo que estoy esperando el momento propicio para contar las exuberancias de Justo Suárez, “el Torito de Mataderos”, primer ídolo de la afición ar­gentina y punto de partida para todo aquel (o aquella) que quiera conocer de boxeo.
Suárez compuso su corta biografía con la repetida línea argumental que atrapó el ­paradigma de los boxeadores: infancia pobre, lustrador, canillita, mucanguero (el que recogía la mucanga, grasa liviana que bajaba por las canaletas del matadero), coraje ilimitado sobre el ring, fidelidad a su clase, amigo de los pibes, matrimonio joven con una telefonista –Pilar Bravo–, fama internacional, rápido ascenso social, cupé amarilla, ropa importada, caída estrepitosa, abandono de su mujer, miseria, tuberculosis y muerte.
Exuberancias. 24 hermanos y 24 peleas invicto. Entró al boxeo a los 15 años (invicto en 48 peleas), cuando el boxeo era cosa de “niños bien”. A los 21 disputó el título argentino de peso liviano con Julio Mocoroa, “el Bull Dog platense”, en el viejo estadio de madera de River Plate. Al combate concurrió el presidente Evaristo Uriburu, acompañado del duque de Windsor.
El país asistía al primer clásico de rivalidades. Allí debutó el periodista Daniel Fras­cara (“Contragolpe”) y su colega, el joven Pepe Cardona, le consiguió de última, una entrada a Carlos Gardel, recién llegado al país. Ganó Justo Suárez por puntos y la revancha no se pudo hacer porque Mocoroa perdió la vida en un accidente automovilístico viajando a Buenos Aires para firmar el desquite.
Luego, Suárez llegó a Estados Unidos, ganó cinco combates y perdió con Billy Petrolle, iniciando su decadencia pugilística. Seguramente, ya tenía síntomas de su enfermedad.
Más exuberancias. Como infaltable dato para la leyenda algunos dicen que murió el miércoles 10 de agosto de 1938 en la casilla del sereno del Parque Sarmiento, escapado de la soledad del hospital de Cosquín, donde se trataba de tuberculosis. En Buenos Aires lo acompañó una multitud nunca vista que desvió el trayecto al cementerio de La Chacarita para velarlo en el Luna Park. “El Torito”, que nunca tuvo noción de la defensa, hubiese cumplido mañana 105 años de edad. Una exuberancia para quien consiguió todo en apenas 29 años de vida. Bueno, todo no, una vez le comentó a un periodista que “nunca había sido completamente feliz”.- 
FUENTE: (http://mundod.lavoz.com.ar).- 

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