viernes, 14 de octubre de 2016

ATLETISMO: El Maratón de Buenos Aires es una carrera de amigos - FUENTE: (http://www.eldepornauta.com.ar).-

() por Fernando Horowitz
“Un equipo de hombres que se respetan y se quieren es invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con los extraños o los indeseables”, aseguró el escritor Alejandro Dolina en su libro Crónicas del Ángel Gris cuya reflexión futbolística resulta aplicable a todos los ámbitos de la vida, incluso el running, tal como lo viví este domingo en el Maratón de Buenos Aires. Cambia la tecnologia aplicada al deporte, se modifican las marcas personales y se renuevan los récords de convocatoria gracias a sus 11.724 participantes que lo posicionaron como los 42K de mayor convocatoria de América del Sur. Aún así estos 42 kilómetros porteños mantienen inalterable su espíritu original que convierte a las principales avenidas porteñas en una gigantesca pista de atletismo que congrega a diferentes generaciones de héroes del asfalto que compiten entre sí para fundirse en un fraternal abrazo bajo el arco de llegada.
El maratón es una carrera de doce kilómetros que comienza en el kilómetro treinta, justo en el famoso muro como se bautizó popularmente a la fatiga extrema que no perdona ni a los campeones olímpicos, muchos menos a mí que venía ganándole la batalla al cronómetro a un ritmo más veloz por así decirlo de lo debido para una prueba tan extensa.- 
Como en la gran mayoría de mis otros veintiún maratones, incluyendo aquellos de los cinco triatlones IronMan, en el kilómetro 32 divisé a un veterano pelilargo, canoso y sabio cuya figura resplandecía por el sol del mediodía.
No era Dios que me llevaba, aunque faltó poco dado mi estado calamitoso, sino la figura de Roger Waters, bajista de Pink Floyd.
Mi subconsciente me alertó así que, una vez más, había sucumbido a The Wall, La Pared, aquella que derribé el año pasado para cruzar la meta en 3h58m y ahora me castigó con 4h17m.
Estos diecinueve minutos de más los compartí corriendo, trotando o reptando según el momento con amigos depornautas de la generación dinosaurio. Recordé las palabras de Alejandro Dolina porque en cada uno de los miles de pelotones observé la misma escena. A medida que se sucedía un kilómetro tras otro, los rivales se tornaban en compañeros de equipo compartiendo esa mística única del maratón.
Alentado por la profe Silvina Cristófano, autora del decálogo para los 42K que publicamos la semana pasada, largué junto a mi compañero de entrenamientos Natalio Rejlis, quien clavó 4h30m arribando acompañado por uno de los chicos de la iniciativa Correrx2 que promueve la Fundación Baccigalupo.- 
A los pocos metros pasé a dos triatletas IronMan, Alomaí Rodríguez del Aba Team y Mariano Casoy, clara señal que apretaba el acelerador más de lo recomendable.
Unas cuadras más adelante, saludé a la marea roja de la Fundación para el Atletismo Asistido que encabezaba Marcelo De Bernardis empujando la silla de ruedas durante las 4h35m que les insumieron estos 42K.
Frente al zoológico corrí a la par de un animal de las pistas el ultramaratonista IronMan Gabriel Vilella que le marcaba el ritmo a sus alumnos del Running Team SuperAción.
Sus discípulos no fallaron, todos completaron los 42K desde los debutantes Marcelo Irigoy, Marcelina Castro, Agostina Tramanoni Etchart, Bettina Caramia, Luciano Calcagno, Santiago Ojeda, Bruno Svet y Juan hasta los experimentados Ana Pyzyk, Miguel Pujato, Stella Córdoba, Christian Neira y Daniel Corsi, todos apoyados por una suerte de club de fans compuesto por Angie, Cami, Lucha y Flavia.
Creador del montañismo gourmet y también un dinosaurio del atletismo de calle, en su caso un velociraptor que llegó en 4h08m, mi tocayo Fernando Vilardebó me acompañó desde Plaza de Mayo hasta La Boca retratados por la cámara de Javier Kurcbart de Correr Ayuda cuyo embajador Cristian Gorbea hacía de liebre mucho más adelante.
Triatleta argentino con mayor cantidad de medallas finsher en el circuito oficial IronMan, Juan Craveri me saludó en la zona portuaria. Sólo un hombre de hierro como él podía seguir eufórico y de buen ánimo en el kilómetro 35, por mi lado, me limité a levantar un pulgar.
El dolor invadía mi cuerpo, estuve muy cerca de ser declarado Monumento Nacional al Calambre.
Seguí adelante impulsado por mi deber periodístico, en la llegada me esperaba mi colega Lucho Mayorga, responsable de prensa de la carrera, para publicar los resultados en la web y redes sociales.
Más adelante, frente al Planetario, recobré la postura porque además de acercarse y alejarse sin poder seguirlos mi coach Aba Rodríguez y su hermana Alomai, quien llegó en 4h11m, estaba la lente de Héctor Montañez, otro formador de campeones y habitué del podio en su categoría de edad.
El ácido me impide recordar los nombres de todos los compañeros de este viaje de 42 kilómetros aunque sus seiscientos metros finales me resultaron inolvidables porque corrí de la mano de mi hija Maia, quien me regaló el mejor abrazo de llegada que jamás me dieron en tres décadas en las pistas.
Haceme caso empezá a entrenar para la edición 2017, el Maratón de Buenos Aires es una experiencia recomendable e imperdible.
La pasión por correr no es inexplicable, alcanza con nombrar a cualquiera de estos depornautas para saber que estamos en el camino correcto más allá de los puestos y las marcas.
() por Fernando Horowitz, Editor General de Eldepornauta.com
info@eldepornauta.com 
Periodista egresado de TEA y graduado de abogado en la Universidad de Belgrano (UB).
Creador de Eldepornauta.com, distinguido con dos Premios Mate.ar, el Trofeo Pierre de Coubertin 2010 en el rubro Periodista por su contribución a la difusión del atletismo argentino, el Lanín de Oro 2012 a la mejor web deportiva a nivel nacional que también fuera seleccionada por Google como proveedor de contenido periodístico.
Conductor de Eldepornauta Radio. Columnista de los programas Alcanzar La Marca de Radio Nacional Córdoba y La Isla Fitness por Radio FM La Isla. Fue jefe de prensa del proyecto solidario Bandera al Cielo y de la compañía Soloingles.com, además de redactor especial de la revista Ciclismo XXI y el boletín electrónico Desteféfano Biz. En las pistas es más constante que veloz, completó cinco triatlones IronMan; ocho maratones y cruzó la meta de un sinfín de pruebas combinadas para demostrar que los milagros existen.- 
FUENTE: (http://www.eldepornauta.com.ar).- 

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