Le hizo precio. La goleada a La Crema, que debió ser más amplia, dejó atrás una larga racha sin triunfos oficiales. ¿La explicación? Concentración y entrega adicionales.-Por Pablo Giletta:
Lejano había quedado el recuerdo de aquel 2-1 a River Plate en el Kempes, con el “gol fantasma” de Zelarayán. Fue el último triunfo de Belgrano en un partido oficial. Tuvieron que pasar 147 días, siete empates y cinco derrotas (si se incluye la caída ante Independiente, por Copa Argentina) para que el festejo se repitiera. Y se dio con una actuación convincente, incluso mucho más allá de lo que tradujo el resultado final: 3-0 ante Atlético de Rafaela.-
Habrá que hacer memoria para encontrar algún otro partido, desde que la “B” retornó a Primera División, en el que la diferencia futbolística que impuso sobre el rival haya sido tan abrumadora. Quizá en ningún otro haya sucedido que los celestes, que se habían ganado el mote de “equipo complicado” más por su aprehensión a la marca que por sus variantes ofensivas, hayan impuesto semejante diferencia.
Es que ayer Belgrano concretó 23 aproximaciones al arco de Esteban Conde y la gran mayoría de ellas resultaron ser ocasiones muy claras para convertir. Sin exageraciones, el resultado pudo ser catastrófico para un Atlético de Rafaela que padeció el partido como si fuera un suplicio. Al punto que Juan Carlos Olave nunca hubiera imaginado que su partido número 300 defendiendo el arco pirata iba a resultar tan tranquilo: prácticamente no intervino en el juego más que en algún anticipo o para efectuar algún saque de arco.
¿Qué fue lo que cambió para que vuelva la tranquilidad a Alberdi? “Yo siempre estoy tranquilo”, se apuró en responder “el Ruso” Zielinski. Y habrá que creerle. A juzgar por su expresividad, no había diferencias entre el equipo que ayer se floreó y el que se fue derrotado otras tardes menos felices. “Sé que no estábamos mal en lo futbolístico. Lo que pasó es que convertimos. Cuando vos convertís el primer gol podés estar más tranquilo y manejás mejor la pelota. Eso lo explica”, dijo el DT.
Sin embargo, algo cambió en Belgrano. En realidad, sí hubo diferencias y uno de los que mejor las explicó fue Lucas Zelarayán: “Lo que tuvimos hoy (por ayer) fue mucha movilidad de mitad de cancha hacia adelante. Hicimos tres goles, pero pudimos hacer mucho más”.
“El Chino”, que apenas tiene un puñado de partidos en la primera de Belgrano pero ya fue ovacionado, como sólo sucede con los elegidos, también reveló que el grupo esperaba este partido como si fuera “una final”. Esa forma de encarar el partido, como si fuera “ahora o nunca”, se tradujo en una gran entrega física, que no claudicó ni cuando el marcador estaba cerrado y la victoria no estaba en discusión. Así lo entendió César Pereyra, la gran figura del juego. “Me voy feliz y cansado. Hicimos un desgaste bárbaro. Presionamos casi todo el partido y pudimos sacar la diferencia que nos dio la tranquilidad, aunque nos perdimos varios más. Esperemos que el buen partido que hicimos se pueda repetir”, dijo “el Picante”, que marcó su gol 53 con la camiseta de Belgrano y el número 100 de su carrera.
¿Entonces? No hay secretos. El antídoto contra la “mufa” es una fórmula conocida: dosis de concentración y de entrega adicionales. No falla, por más “gualicho” que se cargue.-
FUENTE: (http://mundod.lavoz.com.ar) - FOTO: (Ramiro Pereyra).-
No hay comentarios:
Publicar un comentario