Tomy, un perro cordobés de la Policía aduanera, recorrió ayer los boxes del circuito de Termas de Río Hondo. Estaba ahí, con los inspectores fiscales, mostrando su imagen sin hacer demasiado (es experto en búsqueda de contrabando) y tratando de soportar los rugidos que los escapes de las motos soltaban en la mañana santiagueña. Es que todo lo del Moto GP es importado. Llegó en los aviones que movieron equipos y motos desde Europa, vía Chile. Contenedores enormes posados como platos voladores; llenos de neumáticos, computadoras, amortiguadores y motocicletas que bajaron en Termas para realizar los primeros test sobre la remodelada pista que el año pasado se había quedado con las ganas.
“Esto es fantástico. Un pueblo chico, con corazón grande para una carrera de motos”, decía el veterano Randy Mamola, protagonista de la categoría en los ‘90 y recordado por el ramo de rosas que le envió a Zulemita en épocas de menemato, cuando corrieron en Buenos Aires.
Mamola es la máxima atracción. Se encarga, con una Ducati doble asiento, de pasear por la pista a los afortunados que ganaron un concurso para arriesgar la vida. Su presencia es un imán para los nostálgicos que vivieron en 1999 la última vez del Moto GP en el país.
Ayer, Termas recibió a cuatro pilotos de Moto GP (la F1 de las dos ruedas) y dos de Moto2 (segunda división). Encabezados por el británico Cal Crutchlow -un buen segunda línea- giraron desde la mañana hasta la tarde buscando descifrar el circuito. Al final, todos coincidieron: quieren correr acá.
Ayer, Termas recibió a cuatro pilotos de Moto GP (la F1 de las dos ruedas) y dos de Moto2 (segunda división). Encabezados por el británico Cal Crutchlow -un buen segunda línea- giraron desde la mañana hasta la tarde buscando descifrar el circuito. Al final, todos coincidieron: quieren correr acá.
Viaje en el tiempo. Llegar desde Termas al autódromo es traspasar varias capas temporales. La ciudad, marcada por el paso de los años, se moderniza a medida que se pone proa a la pista. La ruta recién asfaltada, los chalets frente al naútico y un nuevo hotel cinco estrellas son el resultado de una apuesta fuerte del Gobierno nacional, canalizada desde la gestión del radical Gerardo Zamora.
“Es un circuito chulo”, dijo el español Nicolás Terol después de girar en su Suter. Cuando profundizó, juró que lo consideraba divertido. Igual que Mamola, que destacó lo bien que la pasó sobre el asfalto y lo mal que lo hacían sentir por llamarlo “mito” (“Significa que soy viejo”). Divertidos o no viajaron sin darle demasiado gas: el alemán Stefan Bradl hizo la vuelta más rápida con 1m44s188 para los 4.800 metros, aunque esperan bajar (cuando haya menos suciedad sobre el piso) a 1m41.
Las pruebas seguirán hoy. Se busca la puesta a punto de las máquinas y también, aunque no se verbalice, se prueba a la organización local. Una pequeña muestra de lo que sería la carrera en 2014 sirve para que los europeos de Dorna (promotora de Moto GP) tomen nota, conozcan el paño y de paso, bajen la intensidad de la traumática ruptura que el año pasado dejó sin Gran Premio a Argentina por el conflicto con Repsol.
“Ha sido fantástico hacer un entrenamiento con tanta gente”, se admiró el español Álvaro Bautista.
El gran marco de fanáticos ayer pareció darle la razón a los que confían en la inversión. Hubo quienes pagaron 2000 pesos para estar a metros de una moto que llegó sólo para entrenamientos. “Ha sido fantástico hacer un entrenamiento con tanta gente”, se admiró el español Álvaro Bautista. “Saludé a todos lo que pude porque estaba feliz”, confesó. Como miles de motoqueros llegados de todo el país, en un viaje increíble a la capital de la velocidad.-
FUENTE: (http://mundod.lavoz.com.ar) - FOTO: (Prensa Ministerio de Turismo).-
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