La vida lo pone a prueba y le exige un resultado. Si lo logra, el futuro se muestra promisorio; si fracasa, el error se señala sin piedad.
Lucas Matthysse (33-2-0 31 KOs) está a 24 horas de la pelea más importante de su carrera. Será la noche en la que deberá responder a las expectativas que generó en el universo boxístico, no sólo en Argentina sino a nivel mundial.
No se tratará de la primera oportunidad mundialista, ni del debut internacional. Estará en juego algo mayor: demostrar que es algo más que campeón mundial, que está para competir en las grandes ligas y que, si los planetas se alinean, se puede hacer historia a fuerza de golpes enguantados.
El titular universal interino superligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) se las verá, mañana en Nueva Jersey, con el estadounidense Lamont Peterson (31-1-1 16 KOs), dueño de la corona de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y vencedor de Amir Khan, Víctor Cayó, Kendall Holt, entre otras figuras internacionales.
–Por el contexto, el rival y el momento en que se da el combate, ¿es el compromiso más difícil de tu carrera?
–Sí, claro que es el rival más difícil. Es el que más nombre tiene y es muy respetable por las peleas que realizó. Pero eso me motiva y sé que me entrené muy bien, como siempre, así que voy a dar pelea y voy a ganar.
–¿Sos consciente de que, por cómo fuiste ganando terreno y por el “fenómeno ‘Maravilla’”, mañana van a mirar tu pelea personas que antes no lo hacían?
–Me pone muy contento que miren mis peleas. “Maravilla” (Martínez) cambió mucho el boxeo en nuestro país y hay que agradecérselo. El evento del 27 de abril fue histórico.
–Algunos te señalan como el heredero, como el mejor argentino después de él…
–Me alegra. No es poca cosa que la gente me vea como el boxeador más importante de la Argentina. Siempre me demuestran su afecto por Facebook, me saludan, me desean suerte. A mí me gusta mucho representar a mi país.
Bicho raro El pupilo de Luis “el Cuty” Barrera y Darío “el Colo” Fernández puede sorprender a más de uno.
Su escalofriante porcentaje de nocaut (31 definiciones expeditivas en 33 triunfos) y la gran cantidad de tatuajes (que incluyen, entre tantos, un par de guantes de boxeo en el cuello) podrían confundir a cualquier inadvertido que lo trate por primera vez.
La voz calma, el tono pacífico con que declara y las inexistentes provocaciones a los rivales en las conferencias de prensa, sólo pueden ser entendidas cuando, a horas de un duelo de la magnitud del que sostendrá mañana y al ser invitado a arriesgar un pronóstico de pelea, cambia el eje y prefiere hablar de sus amores más cercanos.
“Me ayuda mucho ver a Priscila. Todas las semanas viene al gimnasio o la busco por la casa. Mi hija me da ganas de entrenar, como también lo hace mi mamá, que siempre se queda en las concentraciones por varios días”, confiesa el púgil de Trelew sobre el valor de sus afectos íntimos.
“O Pirata (el perro que lo acompaña en cada sesión de entrenamiento) -agrega-, que es un compañero de fierro. A la mañana duerme conmigo y después se queda en el gimnasio”.
–¿Tenés el plan de pelea para Peterson? ¿Lo estudiaste?
–No me gusta mirar rivales porque te “hacés la cabeza”. Vi los primeros tres rounds de su última pelea nomás. Yo me enfoco en lo mío: en entrenar, dejar todo en el gimnasio y después pelear.
–¿De quién te acordás en momentos importantes como este?
–De los pibes que me ayudan haciendo guantes, yendo a correr a la mañana. A todos ellos les agradezco y por ellos voy a dejar todo arriba del ring.-
FUENTE: (http://mundod.lavoz.com.ar) - FOTO: (AP).-
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